miércoles, 16 de mayo de 2012

LOS ESCLAVOS.

Ellos no saben nunca dónde mirar ni qué.
  Se acostumbran. Les dicen...
  Este camino es ancho...
  Y van. Sin preguntar. Por donde pasa el amo
  de látigos y horas.

  (No saben que ese difícil y estrecho, es el camino
  de la libertad.)
  La libertad...
  Ellos la desconocen. Viven solos y a oscuras.
  Con las manos cogidas hasta el pie. Y en los 
  ojos vendas de cigarrillos que no les dejan ver...
  (Han oído tantas veces que la libertad 
  puede resultar peligrosa.)

  No llegan nunca a levantar la mano.
  Bajan las cabezas. Y resignadamente
  (no digo con humillación)
  avanzan en sus vidas que otros 
  les han comprado.
  Cuando mueren o saltan lo hacen en silencio.
  (Los amos cuidan de que sus sepulcros
  permanezcan anónimos.)

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